divendres, 16 de març del 2012

MICRORELATS DE FEBRER / MICRORRELATOS DE FEBRERO (2)

Publiquem els microrelats que van arribar a les deliberacions finals del jurat en la convocatòria de febrer del microconcurs en la categoria en castellà.


Publicamos los microrrelatos que llegaron a las deliberaciones finales del jurado en la convocatoria de febrero del microconcurso en la categoría en castellano.








Suplantación


Abro los ojos. Mientras despierto del letargo, me observo en medio de un lugar desconocido. Nada de lo que encuentro alrededor me es mínimamente familiar. Aún soñoliento, me levanto de la cama y descubro una serie de fotografías desperdigadas en el suelo. Casi me cuentan la historia de vida de otro hombre desde su niñez, pero al detallarlas, no logro reconocer ni un lugar, ni una sola persona de las que lo acompañan. Perdido, sigo caminando en medio de la habitación, tratando de recordar sin éxito que me trajo hasta aquí. De repente, encuentro un teléfono y una nota con un número que me resulta vagamente conocido. Lo marco, el timbre suena un par de veces y al otro lado de la línea  -aterrado-  escucho mi voz.


Esteban Dublín
Bogotá (Colombia)












Perder la cabeza


Esa mañana llevé las mochilas al colegio dejando a los niños colgados en la percha. Expuse en la reunión de inversores una detallada lista de la compra olvidando mi informe en el imán del frigorífico. Paseé el paraguas mientras el perro dormía en casa. Y cuando me encontré haciendo el amor con el vecino del quinto cuando mi marido había ido a bajar la basura, supe, sin lugar a dudas, que había perdido la cabeza.
La encontré después de unas semanas y aunque el médico logró cosérmela a pequeñas puntadas, nunca he vuelto a ser la misma. Ahora, para evitar cualquier olvido, la llevo siempre conmigo en una caja de sombreros junto a un papel bien doblado donde dice: nunca te casaste, no tienes hijos, llevas dos años en el paro y no vive nadie en el quinto.


Mar Horno García
Torredonjimeno (Jaén)








*Ictíneo I, rèplica davant el Museu Marítim de Barcelona / 
Ictíneo I, réplica delante el Museo Marítimo de Barcelona




Algunas leguas después


Había perdido el control del submarino. Ictíneo daba vueltas en el agua como un huevo loco. La elipse de madera, que no dejaba de caer, acariciada por morenas, acosada por serpientes, atacada con tinta, se quedó incrustada allí en lo abisal. Narcís, mientras trataba de poner el batiscafo en marcha, advirtió una nave portentosa de inmensas proporciones que cortaba el agua y se dirigía hacia donde él se encontraba. Fascinado por el artefacto lo observó largas horas sin dar crédito a la existencia de tal ingenio. Rendido y aturdido por la increíble aventura se quedó dormido. Al despertarse miró de nuevo por el ojo de buey. Fuera del Nautilus el capitán Nemo luchaba, sin escafandra, con un pulpo gigante. Narcís, atemorizado por la escena accionó los mandos y, tras varios intentos desesperados, consiguió subir a la superfície. Una vez en tierra firme evitó durante mucho tiempo contar lo vivido en su periplo.
Jules Verne le persiguió varios años hasta conseguir el relato en exclusiva.


Mei Morán
Freiburg (Alemanya)












La biblioteca


Su mundo se reduce: una pared resquebrajada a la derecha, la luz vacilante de unas farolas desvencijadas al frente, el asfalto deslizándose bajo sus pies y la propia respiración desacompasada. Su vida es una carrera. Y un miedo permanente agarrándole la tráquea. Y unas lágrimas bordeándole eternamente los párpados. Los Nuevos Nacionales no tardarán en encontrarlo. Con la mano vuelve a palparse el bolsillo interior de la chaqueta. El lápiz USB sigue ahí. Por eso lo buscan. Se detiene en un descampado y empieza a cavar. Se aleja. Y sigue su huida durante los cinco días siguientes. Antes de sacar el pequeño revólver y metérselo en la boca, le viene a la memoria la única consigna de Andrés: "Esto es más importante que tu vida, recuérdalo: es la última biblioteca que nos queda".


Iván Teruel Cáceres
Vila-Sacra (Girona)