dissabte, 10 de novembre del 2012

MICRORELATS D'OCTUBRE 2012-13 / MICRORRELATOS DE OCTUBRE 2012-13 (1)




Com a l'edició anterior del concurs es publicaran al bloc els microrelats que han entrat en les deliberacions finals de cada convocatòria mensual. De microrelat guanyador només n'hi ha un per categoria, però els autors i autores posen cada mes la tasca al jurat molt difícil.
Aquests microrelats seleccionats seran inclosos a l'antologia final que publicarà La Microbiblioteca.

En aquesta entrada publiquem els microrelats que van arribar a les deliberacions finals en la categoria general en castellà del mes d'octubre.




Como en la edición anterior del concurso se publicarán en el blog los microrrelatos que han llegado a las deliberaciones finales de cada convocatoria mensual. De microrrelato ganador solo hay uno por categoría, pero los autores y autoras ponen cada mes muy difícil la tarea del jurado.
Estos microrrelats seleccionados serán incluidos en la antología final que publicará La Microbiblioteca.

En esta entrada publicamos los microrrelatos que llegaron a las deliberaciones finales en la categoría general en castellano del mes de octubre.






*Falsos Julios de Julio Silva (1977) (il·lustració de la portada del llibre / ilustración de la portada del libro Silvalandia de Julio Silva  i / y  Julio Cortázar, Alfaguara 1996).



Bestiario

Por las mañanas les ponía nombres y las catalogaba. Por las tardes, sentada junto a la única ventana que daba al exterior, la vieja urdía con sus lanas las jaulas que usaría durante la noche para atrapar a las bestias que poblaban sus sueños. Ella se hamacaba una y otra vez sin apartar la vista de sus labores de punto, y aunque a veces sus pensamientos salían a tomar el aire, regresaban enseguida al no encontrar nada a lo que aferrarse allí afuera. Su cuerpo yermo nunca le había dado hijos, sin embargo, ya cercana la muerte, había sido bendecida con una fértil imaginación. Aquella vasta colección de seres fantásticos se convertiría en su legado para la posteridad. Podía percibir cómo esas frágiles criaturas que se columpiaban en su mente oscilaban entre el temor a desaparecer cuando a ella le llegase su hora, y el ansia de atrapar para sí mismas su último aliento de vida.

Sara Lew 
Garrucha (Almería)








La jardinera

Creo que se está excediendo. Después del jardín, vino la cocina, el baño, la habitación. Nunca debí permitir que utilizara el bidet. Ni los cajones de la mesita. Y mucho menos, los bolsillos de mi gabán. Esto me está afectando el ánimo. No soy el mismo desde que miro la tele de pie para no aplastar las rosas del sofá. Ahora ya no quedan apenas huecos. No tiene fin esta mujer. Y se lo he avisado, que se lo piense bien, que en cuanto agarre y crezca ese geranio, ya no habrá de por vida falda que le siente bien.

Miguelángel Flores
Sabadell








Bibliófago

Nota que el estómago se le encoge mientras paga el tan ansiado ejemplar. Al fin suyo. Ya en casa, acaricia la piel del lomo, deteniéndose en el tejuelo de oro despintado. Bordea las puntas gastadas de pergamino, con ternura, para no ensuciarlas. Abre el libro y aspira su humedad. Arranca una a una sus páginas y las engulle, masticándolas con paciencia, saboreándolas.
Pese a todo, terminado el festín, no se siente saciado. Se quita las gafas. Primero se traga los cristales y después la montura. Frota sus ojos. Antes de cogerla, mira la cuchara. Por última vez.


Víctor Lorenzo Cinca
Hostal Nou La Codosa (Lleida)










*Johnny Weissmüller (1904-1984).


El grito de Tarzán

-¡Ankawa! -grita Johnny Weismüller a la mujer con la que está viendo la televisión en el psiquiátrico.
-¡No eres Tarzán! ¡Esto no es un vídeo doméstico! ¡No tienes ninguna mujer que se llame Jane! ¡Boy y Chita no existen! ¡Y ponte la camiseta!
Johnny estira el cuello, hace altavoz con las manos, y coge aire. Cuando exhala el contenido de sus pulmones, su garganta deja escapar un quejido herrumbroso, como el aire que sale de un desagüe oxidado.
-Ni siquiera el grito es tuyo. Lo tiene registrado la Metro. Sin su permiso no puedes usarlo. Lo crearon mezclando tu voz con sonidos de animales. Es otra gran mentira. Me lo dijo mi marido.
-Él no venir nunca -responde Weismüller.
-Mi esposo es un hombre muy ocupado, un actor famoso -replica ella con los ojos vidriosos.
Johnny y la mujer contemplan la televisión en silencio. Al acabar la película de Tarzán, comienza "Colombo". Johnny coge a la mujer de la mano. Sabe que el marido de su compañera de manicomio no es actor, sino ese policía andrajoso de la gabardina raída.
-El siempre se acuerda de mí en su serie -suspira la mujer dejando escapar un hilillo de aire, como si su garganta fuera un desagüe oxidado.


Manuel Espada
Madrid