dissabte, 16 de febrer del 2013

MICRORELATS DE GENER 2012-13 / MICRORRELATOS DE ENERO 2012-13 (1)



Publiquem els microrelats que van arribar a les deliberacions finals en la categoria general en castellà de la convocatòria de gener.


Publicamos los microrrelatos que llegaron a las deliberaciones finales en la categoría general en castellano de la convocatoria de enero.






*Il·lustració / ilustración de Walther Sorg.



Asperger

Hora de entrar al instituto. Salen. Cinco en dirección al campo de fútbol. Veinte hacia la parada del autobús treinta y cinco. Quince vienen de frente. Los ojos muy abiertos. La boca enorme. Los brazos levantados. Corren. Gritan. Me cubro las orejas con las manos. Dos estampidos. Fran se desploma sobre el cemento. Lucas me apunta con la pistola. Me mira. La baja. Disparan. Anoche llovió a cántaros. Lucas cae de bruces en el charco. Su pelo se tiñe de rojo. Como él quería. Papá no le dejó. Nunca.


Lola Sanabria García
Madrid










Muy familiar

La primera noche nos cruzamos en el portal, y me saludó con una sonrisa y una leve inclinación de cabeza. Una discusión con mi jefe ocupaba mis pensamientos, y le respondí de forma automática, mirándolo sin ver. La noche siguiente casi nos tropezamos al doblar la esquina. Fue entonces cuando me percaté de su elevada estatura, de su elegante terno oscuro. La tercera vez, curioso ante nuestra reciente coincidencia de horarios, me fijé en su rostro y me golpeó su mirada verde, enmarcada por el ondulado cabello gris y la barba bien recortada. Su cara me resultó muy familiar, aunque no conseguí ubicarla.
Sigue saludándome cada noche sin palabras, con un gesto amable. Estoy intentando reunir el valor suficiente para dirigirme a él y contarle que nuestro fugaz encuentro diario ha puesto un punto de luz en mi vida anodina, que hace ya semanas que noté sus ausencias nocturnas, que por fin sé de quién heredé el color de mis ojos, y para rogarle que un día de estos se traiga también a la bisabuela. Debe aburrirse mucho en el salón, sola en el viejo retrato de familia hasta que él regresa.


Ana Fuster Martínez
Cartagena (Murcia)











Benjamin Flanagan descubre a Benjamin Flanagan

Benjamin Flanagan es un tipo curioso, un corredor de apuestas, el bookie más conocido de William Hill, la mayor casa de apuestas del Reino Unido. Benjamin Flanagan es también canónigo de la abadía de Westminter, un empresario neoyorquino y un crítico de cine. Benjamin Flanagan es un tipo corriente, padre de familia, hipotecado, hastiado de sus quehaceres diarios celebra con verdadero fervor la llegada de la época estival. Benjamin Flanagan es un camarero de Penderyn, la única destilería de Gales, así como un operario que ultima la construcción del Empire State Building y que no en pocas ocasiones ha pensado en suicidarse desde la parte superior del edificio. Sin olvidar que es un magnate del petróleo y un soldado que lucha con los Estados Confederados de América en la Guerra de Secesión. Benjamin Flanagan es un editor bostoniano y el mejor jugador del Liverpool. Es, asimismo, un joven poeta dublinés, muy dado a la bebida. Benjamin Flanagan es un dandy de la época Victoriana. Es todo eso y mucho más.
Benjamin Flanagan es un científico de renombre; acaba de ser galardonado por su reciente demostración de los universos paralelos.


Iñaki Goitia Lucas
Oñati (Gipuzkoa)











El cambio

Aquella Nochebuena comimos turrón por primera vez.
Mamá había preparado un auténtico menú de Navidad: consomé, jamón, langostinos, pavo relleno, polvorones, turrón... Hasta entonces mis hermanos y yo sólo habíamos visto esos manjares en los escaparates de las tiendas.
Nos sentamos a la mesa dándonos codazos y empujones.
Los olores, los sabores, eran nuevos y deliciosos. Reíamos como si nos estuvieran haciendo cosquillas y hablábamos con la boca llena. No parábamos de decir cuántas cosas mamá, qué rico está todo.
A mamá le brillaban los ojos porque era Navidad y estaba contenta. Como todos. Pero comía mucho más despacio que nosotros y a veces parecía que le costaba tragar. Cogía la copa de champán, miraba dentro como buscando algo y daba un sorbito con los labios apretados.
A mí lo que más ilusión me hacía era probar el turrón de Jijona. Cerca de la iglesia donde nos solíamos poner había una pastelería y mi hermana pequeña y yo chupábamos el cristal al pasar delante.
Manuela no estaba en la mesa, y me pregunté dónde podía haberse metido, la muy tonta. Ella se lo pierde, pensé cogiendo un trozo de turrón. Y me olvidé de mi hermana pequeña.


Asun Gárate Iguarán
Bilbao