dijous, 14 de març del 2013

GUANYADORS DE FEBRER / GANADORES DE FEBRERO (II EDICIÓ MICROCONCURS / II EDICIÓN MICROCONCURSO)





*Nathan Englander, guanyador / ganador 
del Frank O'Connor International Short Story Adward 2012.






Els microrelats guanyadors del microconcurs corresponents a la convocatòria del mes de febrer en les tres categories són:



Los microrrelatos ganadores del microconcurso correspondientes a la convocatoria del mes de febrero en las tres categorías son:






LOCAL:







Herencias

Desconocía el porqué de aquellos impulsos de apedrear perros, matar gatos, asfixiar pájaros.
En la galería que visitó, un cuadro le llamó la atención. Era un lienzo oscuro, con atmósfera gris y nubes tormentosas en el celaje. Representaba una ejecución. El reo subía los escalones hacia el cadalso, y el verdugo con vestimenta marrón y encapuchado sostenía el hacha en su mano. En su dedo anular el pintor había dibujado con precisión un anillo dorado, con un escudo muy particular. El mismo anillo que él había heredado y que lucía en su mano torva, brusca, violenta.


Antonia García Lago
Barberà del Vallès







CATALÀ:








Estranyament

El mateix dia que em deixà la meua parella, vaig perdre un ull. Ara, m'estic acostumant al de vidre. Encara que algunes nits, en arribar a casa, me'l trac de l'òrbita i el deixe una estona dins la peixera per veure quina és la reacció de la carpa japonesa. Ull i peix es miren com dos estranys, sense entendre el que passa.


Kike Parra Veïnat
Alzira (València)








CASTELLANO:





*Església / Iglesia de San Pelayo (Arredondo, Cantabria).




El faro

Aunque nunca recordamos quién sugirió la idea de construir el faro, con el tiempo ese fue nuestro único anhelo. El riesgo era inmenso, porque ninguno conocía el mar, pero el alcalde acabó por ceder a la ilusión y nuestros sueños se impusieron. Cuando estuvo terminado lo contemplamos admirados. Su figura se recortaba contra el cielo sobre la pequeña elevación de terreno donde estaba levantado: lo veíamos enorme, majestuoso como un acertijo, y desde el atardecer su luz conseguía hipnotizarnos con su interminable cadencia mientras contemplábamos absortos cómo se filtraban entre las rendijas de las sombras los otros pueblos perdidos o abandonados que nos rodeaban. Siempre nos resistimos a interpretarlo como una premonición. Para eso teníamos nuestro faro.
Fue durante el verano cuando empezamos a sentir, en sucesivas oleadas, la suave brisa del mar, sobre todo por las noches, y las espigas de trigo de los interminables campos alrededor del faro, cargadas de sal, nos descubrieron un desconocido aroma a algas que acabó por impregnar también el horno donde cocíamos el pan.
Y por fin una tarde de otoño, lluviosa y melancólica como nunca habíamos conocido, avistamos los primeros barcos.


Rafa Heredero García
Laguna de Duero (Valladolid)