dissabte, 13 d’abril del 2013

MICRORELATS DE MARÇ 2012-13 / MICRORRELATOS DE MARZO 2012-13





Publiquem els microrelats que van arribar a les deliberacions finals en la categoria general en catalàcastellà de la convocatòria de març.

Recordem que els microrelats concursants publicats al bloc s'inclouran en una publicació en paper que recollirà aquells textos guanyadors i finalistes de cada categoria de totes les convocatòries mensuals.




Publicamos los microrrelatos que llegaron a las deliberaciones finales en la categoría general en cataláncastellano de la convocatoria de marzo.

Recordamos que los microrrelatos concursantes publicados en el blog se incluirán en una publicación en papel que recogerá aquellos textos ganadores y finalistas de cada categoría de todas las convocatorias mensuales.



CATALÀ:



*Pablo Picasso.


Ciència i caritat

Vaig arribar a l'alberg al vespre. Una dona d'aspecte malaltís em va acompanyar a una habitació de la primera planta. L'excursió havia estat esgotadora, però vaig baixar a la sala d'estar a llegir una estona (sempre em costa agafar el son després d'una llarga caminada). A la paret hi penjava una reproducció: en una habitació en la penombra, una dona agonitzava en un llit; un metge li prenia el pols; una monja amb un nen penjat del braç esquerre, apropava una tassa a la malalta. Em vaig acostar a la pintura per estudiar-ne els detalls: les parets blanques, encrostonades i tacades d'humitat; la manta esfilagarsada que cobria el llit; els finestrons rovellats; el gest capficat del metge consultant el seu rellotge de cadena; la lividesa de la moribunda (per algun motiu, la dona em resultava familiar).
Van trucar a la porta. Com que no hi havia ningú a la recepció, vaig obrir: "Sóc el doctor", va dir el nouvingut, amayagant-se la barba espessa. Va pujar les escales, decidit: semblava conèixer bé el camí.
A la matinada em van despertar uns sanglots en una habitació veïna. Vaig sentir la veu prima d'un nen i algú que xiuxiuejava: "Ja està, tot s'ha acabat".

Jordi Masó Rahola
La Roca del Vallès (Barcelona)






CASTELLANO:






El acuerdo

En el pueblo hace tiempo que no anidan las cigüeñas. Vuelan de paso a otras tierras más pobladas. Pero yo nunca pierdo la esperanza de que, por descuido, se les caiga alguno. Cuando a comienzos de la primavera pasan las primeras, observo el cielo sin descanso. Un año tras otro. Hace dos días, por fin, vi uno bajar a toda velocidad. Corrí cojeando todo lo que pude pero la Eulogia estaba al acecho y le echó mano a la misma vez que yo. "Es mío, lo vi primero". "Pero yo lo agarré y no dio con la cabeza en el suelo". "Es para mí". "No, para mí". Al final, decisión salomónica. La mitad para ti, la mitad para mí. Lo echamos a suertes. A mí me tocó la parte de abajo y a ella la de arriba. Yo le cambio los pañales y le hago primorosos patucos de lana. La Eulogia le da de comer y lo peina. Pero lo que no puedo soportar es que a ella le dedique sus lindas sonrisas de ángel.

Mar Horno
Torredonjimeno (Jaén)









*Janet Leigh  i / y  Tony Curtis  a / en  "El gran Houdini" de George Marshall (1953).




La ayudante del mago

La ayudante del mago lleva un vestido corto de lentejuelas, el moñito tirante, los labios muy rojos. Antes de cerrar la tapa arroja con sus palmas dos besos en el aire, y despidiéndose de su jefe, le guiña el ojo con una mueca exagerada. Nada por aquí, nada por allá, parece decir su pantomima al extender los brazos por encima de la caja, al certificar que no hay doble fondo, al comprobar, siempre graciosa, que ningún hilo invisible cuelga tramposo del techo. Cuando remata la vuelta su cuerpo se arquea como el de una bailarina, con la pierna atrás y los brazos elevados, y señala la esquina al decir: ¡Tacháaan! Mantiene congelada la sonrisa durante un largo minuto de tensión dramática. Pero no surge ningún humo inesperado, nadie aparece de repente por sorpresa: solo se sigue observando, empecinada y triste, la misma mancha de humedad. Entonces se desmadeja en el suelo y rompe a llorar desconsolada.
En el tanatorio ya está amaneciendo. Es la séptima vez que fracasa. Pero de nuevo se apoya en el féretro, y vuelve esa esperanza terca a iluminarle inútilmente los ojos, y la ayudante del mago se incorpora para intentarlo por penúltima vez.

Luz Leira Rivas
Ferrol (A Coruña)









*Centre penitenciari / Centro penitenciario de Soto del Real (Madrid), 
fotografia de Ricardo Melgar.




Vasos comunicantes

A poco de ingresar en la cárcel para cumplir una larga condena, empecé a cavar un túnel desde el suelo de mi celda. Al principio actué movido por un impulso de rebeldía y careciendo de las habilidades necesarias para conseguir mi objetivo, cegado por la idea de burlar a mis carceleros. Pero pronto descubrí un extraño placer al dar forma a un proyecto de superación personal, que acabó por convertirme en un experto en la materia.
Calculo que estaba a pocas jornadas de atravesar los muros que me separaban del exterior, cuando llegó el indulto que me puso de patitas en la calle. Y confieso que, al margen del alivio que supuso prescindir de la rutina carcelaria, abandoné el penal con menos euforia de la que habría experimentado si -en lugar de salir por la puerta principal- hubiera huído a través de mi modesta pero eficaz obra de ingeniería. Así que no me sorprendí en absoluto, recién estrenada mi nueva etapa como hombre libre, cavando al otro lado de las altas torres coronadas de alambradas, con la intención de conectar el tramo restante. No es que quisiera volver a mi oscura celda solitaria, nada de eso. Lo hice para que mi prestigio alcanzara conmigo la libertad.

Pedro Herrero Amorós
Castellar del Vallès (Barcelona)












Desesperando

"A la cola, como todo el mundo", nos dijo un señor de corbata. Y todavía estamos aquí. Vine con mi mujer pero, como estaba embarazada y le resultaba incómodo pasar tanto rato de pie, prefirió esperarme en casa. Mientras avanzábamos salió de cuentas. El día que dió a luz no me atreví a ir al hospital, no sea que me quitasen el sitio. Ahora viene todas las tardes con el niño a traerme un bocadillo de lomo. Así lo veo. En mayo hará la primera comunión. De momento aquí seguimos. Cada vez falta menos, aunque ya no recuerdo por qué que habíamos venido.

Ernesto Ortega Garrido
Madrid