dissabte, 11 d’abril del 2015

MICRORELATS DE MARÇ / MICRORRELATOS DE MARZO



Publiquem els microrelats que van arribar a les deliberacions finals en la categories en català i castellà de la convocatòria de març.

Recordem que els microrelats concursants publicats al blog s'inclouran en una publicació en paper que recollirà aquells textos guanyadors i finalistes de cada categoria de totes les convocatòries mensuals.







Publicamos los microrrelatos que llegaron a las deliberaciones finales en la categoría en catalán y en castellano de la convocatoria de marzo.

Recordamos que los microrrelatos concursantes publicados en el blog se incluirán en una publicación en papel que recogerá aquellos textos ganadores y finalistas de cada categoría de todas las convocatorias mensuales.



CATALÀ:








Sentit comú

Encara amb llàgrimes als ulls, es tanca a la seva habitació i, com si la seva vida depengués d'això, se centra en els manuals que va deixar oblidats durant el curs. Pensa que si aprova matemàtiques o llengua al setembre, la notícia del seu embaràs no resultarà tan traumàtica.

Nicolás Jarque Alegre
Albuixech (València)








CASTELLANO:






Apariencias

Cuando salimos de paseo, parecemos una familia de lo más normal, incluso tradicional: nuestro hijo monta en su moto de juguete y mi mujer arrastra el carro mientras yo le paso el brazo por encima del hombro. Nadie diría que realmente nuestras costumbres son diferentes. Nos gusta, por ejemplo, dormir rodeados de los frascos que contienen los ojos de los vecinos que han desaparecido últimamente por el vecindario.

David Moreno Sanz
Zaragoza








Quién es quién

Desde su ventana, espía otras ventanas. Un señor se masturba, sentado frente al televisor donde un antílope se desangra en la selva. A la derecha, una mujer, desnuda frente a un espejo, observa los moretones de su cuerpo. A la izquierda, un niño gatea en una alfombra azul. Se dirige, con un dedo como espada, hacia los agujeros del enchufe. Nada interesante.

Entrelaza los dedos, los hace crujir. Levanta las manos y abre las falanges ante sus ojos. A través de los barrotes ve avanzar al hombre. Se detiene un momento. Mira a su alrededor. Nadie. Cruza la calle. Y el que mira por la ventana está convencido de que conoce sus intenciones. A él no lo engaña la sonrisa que muestra por las mañanas, ni la aparente mansedumbre de su cuerpo curvado cuando saca la basura. Es un depredador y ha decidido llamar al tuntún a través del contestador automático, y cuando su víctima le conteste, subirá y perpetrará su delito. Así pues, el que mira por la ventana, que nació con alma de justiciero, apunta con cuidado y mata al asesino de un solo y certero disparo en la cabeza.

Lola Sanabria García
Madrid









El ornitólogo

Le pusieron las esposas en presencia de una joven madre que empujaba un cochecito, que se quedó contemplando la escena aturdida. A empellones lo condujeron hasta el furgón, donde le preguntaron en tono amenazador: "¿Acaso ignoras la tajante prohibición de mirar hacia el palacio presidencial erigido en la colina?". Con un hilo de voz, él respondió que muchas tardes, al terminar su jornada laboral como contable, se acercaba hasta el parque a observar a los pájaros. Mientras ambos policías se sonreían por lo bajo, agregó que un momento antes de que lo detuvieran su mirada había seguido el vuelo de un bello ejemplar de petirrojo macho. Uno de los agentes le interrumpió, exclamando con aire burlón: "Sí, eso mismo dicen todos, tan sólo cambia la especie".

Joaquín Valls Arnau
Barcelona








Nuestros niños

Los habíamos deseado tanto, que un buen día comenzaron a caer sobre los tejados de nuestras casas y en los árboles de nuestros jardines. A pesar del viento sur, se posaban plácidos y sin estruendos, como copos de nieve gigantes. Así llegaron los niños a nuestras vidas.
Comprendían todas las edades: desde bebés sonrosados, hasta adolescentes que podían ayudar en las labores del campo, como el pelirrojo que le tocó a la viuda Moure.
A mí me cayeron sobre el manzano dos gemelos tan idénticos, que tardé tiempo en diferenciar a uno de otro.
Tuvimos que construir a toda prisa una escuela y una guardería, columpios en la plaza y contratar con urgencia a tres profesores y una pediatra.
Nuestras cocinas comenzaron a llenarse de olores deliciosos a chocolate y mantequilla y nuestras habitaciones de canciones infantiles.
Fueron años felices, pero ahora que ya son adultos, no paran de hablarnos de otros lugares en los que escasean los ancianos. Ninguno de nosotros quiere marchar y procuramos no salir de casa, sobre todo desde que conocemos la proximidad del tornado.

Paloma Casado Marco
Santander