Publiquem els microrelats que van arribar a les deliberacions finals en la categoria en castellà de la convocatòria de desembre.
Recordem que els microrelats concursants publicats al blog s'inclouran en una publicació en paper que recollirà aquells textos guanyadors i finalistes de cada categoria de totes les convocatòries mensuals.
Publicamos los microrrelatos que llegaron a las deliberaciones finales en la categoría en castellano de la convocatoria de diciembre.
Recordamos que los microrrelatos concursantes publicados en el blog se incluirán en una publicación en papel que recogerá aquellos textos ganadores y finalistas de cada categoría de todas las convocatorias mensuales.
Lucía
Me despierta el intenso olor a sopa que se cuela por debajo
de la puerta de mi habitación. Enseguida viene ella para darme de comer. Entre
cucharada y cucharada dice que tengo mejor aspecto y que si no hago tonterías
me dejará levantarme de la cama muy pronto. Cuando termino la sopa, me limpia
la boca y arregla las sábanas. Yo sonrío, "gracias, mamá". Ella
también sonríe y se pasa un buen rato peinándome el pelo antes de marcharse
hasta la hora de cenar.
Lucía me mira fijamente, no sonríe. Está celosa de mí porque
uso todo lo que le pertenece. Yo le suplico que salga y vaya donde ella, que le
susurre al oído que me suelte; así recuperará sus cosas: su camisón, su cama,
su nombre. Le juro a gritos que yo no quiero llamarme Lucía. Pero Lucía, esa
niña pálida y ojerosa, no se mueve de la fotografía colgada en la pared.
Asun Gárate Iguarán
Bilbao
Tortura feliz
Desde entonces, cada almuerzo y cada cena (y cada segundo de
sus vidas), tuvieron que comer y comer y comer perdices. Y aun peor: ni por un
instante pudieron dejar de sonreír.
Leonardo Dolengiewich
Mendoza (Argentina)
Ábaco
Un, dos, tres, cuatro, sesenta. Un minuto, dos, tres… siete.
Al dente. Saco los espaguetis del fuego. Llegarás en ocho minutos. Preparo la
salsa. Tomate. Orégano. Pongo la mesa. Descuento. Cuatro, tres, dos, uno. Tres timbrazos. Dos besos. Un abrazo. Me
gusta contar. Aunque solo en las colas del supermercado hay paz. En la del médico
huele a rabia y a desinfectante. Vivir es contar. Un, dos tres, cuatro, sesenta
y vuelta a empezar. Un minuto, dos, sesenta. Una hora, dos tres, veinticuatro.
Un día, dos, tres, treinta. Un mes. Una regla, otra regla. Un año, otro,
treinta y nueve.
¿En qué piensas?
En nada.
Pienso en que la salsa solo lleva tomate. Me tocó el
veintiocho en la carnicería. Los números rojos se deslizaban lentos.
Diecisiete, dieciocho, diecinueve. Eran las dos menos diez. Salen a y cuarto.
Veintiuno. Ya eran las dos. Solté la cesta. Corrí. Dos y diez. Me paré ante el
colegio. Escuché el timbre. Se abrieron las puertas. Un niño, dos, tres,
veinte, cincuenta, doscientos.
¿En qué piensas?
En nada.
Pienso en cómo desaparecen, día a día, uno a uno, con sus
manitas aferradas a las de sus padres. Doscientos, cien, cincuenta, veinte,
dos, uno.
Cero.
Nunca sobra ninguno.
Arantza Portabales Santomé
Teo (A Coruña)
Ruptura
Al abrir la puerta el perro movió la cola.
Àngel Fabregat Morera
Belianes (Lleida)
Déficit
–¿Me estás diciendo que falta dinero? ¿Cómo ha podido
suceder?
–En sentido estricto, no falta dinero. Todos los gastos
están justificados, pero desde que llegamos aquí hemos reducido los ingresos.
–Te nombré tesorero porque confiaba en ti. Lo sabes, ¿no?
–Sí, lo sé.
–Quiero que resuelvas el problema de manera inmediata.
Inicia una campaña de captación de fondos, exige a nuestros seguidores que
paguen una cuota… Haz lo que sea necesario.
–Lo haré.
–La próxima vez que me rindas cuentas, Judas, quiero que
este desajuste presupuestario de 30 monedas de plata se haya solucionado.
–Sí, rabí.
Plácido Romero Sanjuán
Mancha Real (Jaén)
Mancha Real (Jaén)