dijous, 26 de setembre del 2024

DONATIUS / DONATIVOS ENTECIANOS (ESTA NOCHE TE CUENTO)

 












Moltes gràcies a Juan Antonio Morán (JAMS), promotor del Certamen de Relato Corto para Mesilla de Noche, més conegut per l'ENTC, pel donatius dels exemplars que ens faltaven del concurs, la 9a, 12a i l'última 13a edicions.

Encara esteu a temps de participar en la 14a edició 2024, aquest any sota el nom de COENTCEPTOS.

Bases de participació aquí.


Per moltes més edicions i enhorabona!






Muchas gracias a Juan Antonio Morán (JAMS), promotor del Certamen de Relato Corto para Mesilla de Noche, más conocido por el ENTC, por los donativos de los ejemplares que nos faltaban del concurso, del 9º, 12º y el último 13º certamen.

Aún estáis a tiempo de participar en el 14º Certamen 2024, este año bajo el nombre de COENTCEPTOS.

Bases de participación aquí.


¡Para muchas más ediciones y enhorabuena!







Intrahistoria

Hace muchos años, la muerte encargó un vestido nuevo, cansada de sus enlutados harapos. bellamente ataviada de carmesí, se peinó los largos cabellos y se puso su perfume de crisantemos. Sin cubrirse el rostro, fue a reunir los miembros de su lista. Entró en una fiesta donde tenía que recoger al primero y cuando los invitados la vieron quedaron prendados de ella y la acompañaron. En vez de llevarse a uno tuvo que llevarse a todos, aunque para ellos no había llegado la hora. Fue después a recoger el segundo, pintor en la corte del rey, pero tuvo que llevarse también a sus discípulos. fue a por el tercero, curtidor de arrabal y sin remedio acarreó con todos los del gremio. Fue a por el cuarto, a por el quinto, pero millones la siguieron. Así fue como se originó la epidemia de peste negra en Europa. Y ahora, en este mismo momento, la muerte se está mirando con evidente desagrado al espejo, su precioso vestido rojo convertido otra vez en andrajos viejos. Os advierto.

Mar Horno








Atardecer en el balcón

-Está empezando a refrescar -dices con la mirada perdida en las fachadas de enfrente.
Y yo, que no lo había notado, siento un escalofrío en cuanto tu mano se posa sobre tu falda. Como una mariposa moteada que en pleno vuelo hubiera decidido morir.
No te desplomas, tus brazos no caen inertes. Ni siquiera apoyas el mentón sobre tu pecho. Con la hidalguía de siempre, mantienes la cabeza erguida. Sostenida por la pared de ladrillos del balcón, o por tu tozudez. No has cerrado los ojos, nunca admitías perderte nada. Ni siquiera tu muerte.
Acerco mi oreja a tu boca para cerciorarme de que no respiras y entonces tengo que decidir entre perdonarte o odiarte un poco más. Entre llorar como toda hija debería hacer, o explorar esta alegría cargada de alivio que se va instalando en mis costillas.
Me siento otra vez a tu lado, como cada uno de los seiscientos veinticuatro atardeceres que llevo cuidándote.
Tarareo una nana, de esas que me cantabas de pequeña. El único recuerdo bueno que guardo de ti. luego me pongo en pie y de puntillas, no va a ser cosa que cambies de idea, entro en el salón y cojo el teléfono.

Patricia Collazo








Posverdad: el origen

Lo clavaron con escarpias que no habrían aguantado el peso de un fino tapiz. Es lo que pasa cuando confías el trabajo a soldados rasos. En cuanto se le soltaron los brazos, se arrancó los clavos de los pies como si fueran chinchetas. Pilló a los centuriones desprevenidos: corrió Monte Calvario abajo y desapareció en la negrura de la noche. Ha faltado tiempo para que sus discípulos distribuyan papiros amarillistas con el milagro de su resurrección.

Elena Sanz