dissabte, 13 d’abril del 2019

MICRORELATS DE MARÇ / MICRORRELATOS DE MARZO (1)




Publiquem els microrelats que van arribar a les deliberacions finals en la categoria en castellà de la convocatòria de març.

Recordem que els microrelats concursants publicats al blog s'inclouran en una publicació en paper que recollirà aquells textos guanyadors i finalistes de cada categoria de totes les convocatòries mensuals.







Publicamos los microrrelatos que llegaron a las deliberaciones finales en la categoría en castellano de la convocatoria de marzo.

Recordamos que los microrrelatos concursantes publicados en el blog se incluirán en una publicación en papel que recogerá aquellos textos ganadores y finalistas de cada categoría de todas las convocatorias mensuales.











Visión de futuro

Hoy el sargento se ha mostrado humanitario. Primero ordenó que no disparásemos contra un grupo numeroso de muchachos hostiles a los que sorprendimos. Después les dejó marcharse, sin más. Es cierto que estaban desarmados y eran casi unos niños, pero algo maquinaban. En sus miradas de odio podía leerse que en cuanto puedan empuñarán un arma, igual que sus padres, a los que seguro que ya abatimos.

Siempre tan implacable, no es que se haya vuelto blando. Gracias a él hemos aprendido algo valioso. Como luego explicó, en todos los oficios conviene asegurar el trabajo para el día de mañana.



Ángel Saiz Mora
Madrid







Reflejo

El niño observó fascinado su reflejo en la fuente. Los lejanos gritos de su madre no ahogaban el placer de tan bella visión. La voz de la curiosidad le instó a acercarse más al agua para tocarse a sí mismo cuando su madre, muy enfadada, apareció dispuesta a avisar al muchacho de los peligros de alejarse tanto. Su miedo no era infundado; la desaparición de aquel otro niño días atrás había puesto en alerta a todo el vecindario y, mientras la madre regañaba al pequeño, la fuente - seca desde hace años -, volvía a vomitar agua para ocultar el hedor.

Mario Diez Bajo
Madrid








Único acertante

Avelino remueve su carajillo, nunca le echa azúcar, pero le gusta el tintineo de la cuchara al chocar con el cristal. En el otro extremo de la barra Faustino toma el suyo, también sin azúcar, el médico se lo tiene prohibido. De fondo, las noticias de la mañana. Ambos cargan sus armas al hombro, desde bien pequeños que les gusta cazar, al igual que les gustaba la misma zagala. Qué ojos tenía la Remedios. El dueño del bar sube el volumen. ¿No os habéis enterado? Ha tocado el bote de la lotería aquí – dice a los únicos feligreses que tiene en ese momento. Ambos abren los ojos como platos y se palpan el bolsillo de la camisa, notan el relieve de la funda con el boleto. Disimulan. El uno recela del otro. Apuran con prisa su carajillo y se marchan. Por caminos distintos pero hacia el mismo monte, aquel donde cazaron liebres también sus padres y sus abuelos. A esas horas está todo desierto, únicamente se escuchan los dos disparos certeros, casi al unísono, y el eco. Cuando encuentran a Avelino y Faustino la noche ya ha caído. Sus ropas y enseres acaban en sendas bolsas de basuras en el depósito de cadáveres. En las manos del policía local el boleto del…

Beatriz Díaz Rodríguez
Barberà del Vallès (Barcelona)









Derechos de autor

Ha muerto mi musa. De repente. Sin dar ninguna explicación. Quién iba a imaginar anoche, cuando se fue a dormir, que ya no volvería a despertarse. No me lo puedo creer. Después de tantos años felices y prolíficos como hemos compartido me va a costar seguir adelante sin ella. Sentados a mi lado, Fantasía, Imaginación, el pequeño Mito y los mellizos Ciencia y Ficción tampoco encuentran consuelo. Acuden al sepelio personajes venidos desde bibliotecas, estantes, librerías, mesas camillas y polvorientos desvanes de todo el país. Impresiona verlos así de afligidos, con la tinta corrida, e incluso desfigurados algunos al no poder soportar sus delicados cuerpos de papel el peso húmedo de las lágrimas. Tras la última paletada de tierra regresamos a casa cabizbajos. Fantasía pone una olla de sopa a calentar. Tenemos que comer algo, dice. Los demás asentimos en silencio y nos sentamos alrededor de la mesa. Primero sirve a los niños, después le tiende un plato humeante a Imaginación, que está a punto de dar a luz. Según la última ecografía es niña. Y viene con un libro bajo el brazo. Estoy deseando firmarlo.

Margarita del Brezo
Ceuta








Estrategias para acabar con las culebras

Convencidos, después de haber arrasado en las pruebas locales, de que con eso nos bastaría para ser aceptados, en la final nacional volvimos a comernos unas cuantas culebras como estrategia para impresionar al jurado. Pero al parecer lo de comer culebras como carta de presentación está ya muy extendido y casi todos los candidatos mostraron una mayor voracidad tanto en el ataque como en la deglución, por lo que quedamos de los últimos en el proceso de selección.
La normativa es clara al respecto y no se conocen excepciones: la crueldad es atributo exclusivo de los miembros del Cuerpo. Así que aquí estamos ahora, resignados, como todos los que no hemos logrado el ingreso, a cumplir en esta ocasión con el papel de culebras mientras esperamos a que lleguen los nuevos candidatos.

Raúl del Valle Rodríguez
Canovelles (Barcelona)