Els microrelats guanyadors de la convocatòria del mes d'abril de la VI edició del Microconcurs són:
Los microrrelatos ganadores de la convocatoria del mes de abril de la VI edición del Microconcurso son:
CATEGORIA EN CATALÀ:
La piscina
No deu pas recordar tots aquells anys de trista funcionària
ni la pila d’il•lusions juvenils que acabaria com la torre de Babel. I encara
menys deu recordar quan els pares la duien a la piscina i com ella i totes les
amigues de l’escola s’hi llançaven, hi xisclaven d’alegria, s’esquitxaven les
unes a les altres sense deixar de riure i eren plenes de gràcia.
I que potser recorda els dos fills tan avars que tenia? O la
filla hipòcrita fins al moll de l’os? No ho crec pas. Ara quan surt de la piscina
amb el cos adormit i encarcarat pel fred, esquitxant sense voler els altres, ja
no recorda res, ni res en sap dels qui començaran una pràctica de dissecció amb
ella.
Pau Miquel
Terrassa (Barcelona)
Terrassa (Barcelona)
CATEGORÍA EN CASTELLANO:
Las musas
No había visto llorar a mi madre hasta el día en que mi
padre murió. Hay algo antinatural y sobrecogedor en el llanto de una madre. Uno
no sabe cómo consolarla.
Papá murió un lunes de madrugada. Estiró su mano y agarró la
de mi madre tan fuerte que le rompió los veintisiete huesos de su mano. Si le
preguntas a mi madre cuál es el sonido de la muerte, te dirá que es muy
semejante a un estallido de pajas secas. Ella, como pudo, se liberó de la mano
inerte de mi padre. Luego se levantó, se aseó y se vistió de luto riguroso. A
mi padre lo velaron en la biblioteca, rodeado de toda su obra: doce novelas, un
libro de cuentos y tres ensayos.
Anochecía cuando llegaron ellas. Altas, hermosas y
sutilmente transparentes. Así las recuerdo. La mayor de todas se acercó a
darnos el pésame. Mamá, que llevaba toda la vida esperando este momento,
levantó su mano sana y le dio un bofetón. “Ahora es solo mío”, dijo. Las musas,
respetuosas, retrocedieron en silencio. De repente, sus ojos dorados se fijaron
unánimemente en mí. Sentí sus voces susurrantes. La menor de todas se me acercó
y me miró fijamente a los ojos.
Fue en ese momento cuando mi madre, totalmente vencida,
rompió a llorar.
Arantza Portabales Santomé
Teo (A Coruña)