dimarts, 17 de març del 2020

MICRORELATS DE FEBRER / MICRORRELATOS DE FEBRERO (2)



Publiquem els microrelats que van arribar a les deliberacions finals en la categoria en castellà de la convocatòria de febrer.

Recordem que els microrelats concursants publicats al blog s'inclouran en una publicació en paper que recollirà aquells textos guanyadors i finalistes de cada categoria de totes les convocatòries mensuals.







Publicamos los microrrelatos que llegaron a las deliberaciones finales en la categoría en castellano de la convocatoria de febrero.

Recordamos que los microrrelatos concursantes publicados en el blog se incluirán en una publicación en papel que recogerá aquellos textos ganadores y finalistas de cada categoría de todas las convocatorias mensuales.







Sospechas

Le dije que me tiraban las sisas de la armadura, que se había pasado cien quintales con las hombreras, pero él, erre que erre; que si yo qué sabré, que si el herrero es él… pues, hombre, digo yo que algo entenderé de estos menesteres, que soy quien se va a la guerra con ella puesta… que no tengo ni libertad de movimiento, ni movimiento siquiera. Encima mi mujer apoyándolo: que tamaña pejiguera, que iba hecho un plumín, que otros llorasen con mis ojos…
Y, con todo, lo que más me reconcome es esa miradilla de alegría que se cruzaron los dos cuando encabalgué.

María Jesús Pérez Barrios
Barcelona











Misión imposible

Las lluvias vespertinas borraban los signos del suelo y metían a niños y adultos en sus chozas. Inquieto en la suya, el hermano Jorge deseaba que todo cuanto él hiciera allí acabara desvaneciéndose como aquellas letras y números trazados por su mano. Cuando escampara, las muchachas de la tribu saldrían a bañarse al arroyo y el alboroto de sus risas entraría insolente por el ventanuco. La pureza y el vigor que le permitían sobrevivir en aquella tierra de infieles se convertían entonces en sus peores enemigos. Cada tarde suponía para él una terrible batalla. Y hasta ahora las había perdido todas.

Enrique Mochón Romera
Puerto Sagunto (Valencia)







Concilio de Nicea

Entonces entró una paloma que fue a posarse en varios de los diferentes textos sagrados dispuestos en el altar. Los obispos asistentes lo tomaron como una revelación del Espíritu Santo y coincidieron en aceptar como verdaderos únicamente los cuatro evangelios señalados, procediendo de inmediato a retirar con sumo cuidado las oportunas migas de pan.

Raúl Garcés Redondo
Zaragoza









Todo incluido

Después de viajar a mi aire por todo el mundo, este año, por fin, me he atrevido a probar un Todo incluido. Al principio estaba nerviosa, pero ha sido increíble. El apartamento era ideal, con vistas al mar y dos habitaciones, una para los niños y otra para Paco y para mí. Ellos parecían contentos. Por las mañanas los niños se despertaban antes y se nos metían en la cama para llenarnos de besos. A veces, nos pillaban haciendo el amor, ¡qué vergüenza! Después de desayunar en el buffet, los cuatro bajábamos a la playa del hotel, buscábamos cangrejos entre las rocas y jugábamos a las palas. La comida, exquisita. Seguro que he engordado 2 o 3 kilos. Las tardes las pasábamos en la piscina, con un mojito en cada mano. Aunque sabían nadar y había socorrista, nunca  perdía de vista a los niños. Llamadlo instinto. Luego veíamos atardecer juntos y, antes de acostarnos, les contaba un cuento, mientras Paco me esperaba en la cama, desnudo, dispuesto a hacerme el amor hasta quedarse sin fuerzas. Han sido toda una aventura. Los niños han dicho que me escribirán y Paco ha prometido visitarme. Lo que no sé es si eso también estará incluido o tendré que pagar un suplemento.

Ernesto Ortega Garrido
Madrid







La eterna viuda

Ella nunca había sido de mostrar sus sentimientos, y menos en público, pero en el entierro de su marido le dio por llorar y ya no pudo parar. Era tal la mezcla de intensidad y elegancia que fue felicitada por los familiares, amigos, conocidos o simplemente curiosos que habían asistido. Su fama llegó a cada uno de los pueblos de la demarcación, lloviéndole los contratos para que fuera la viuda de todo funeral que se preciara. Pero un día se enamoró de nuevo, volviendo a sonreír. Ya no lloraba con la misma emoción de sus inicios y decidió dejarlo. Sin embargo, los alcaldes de los pueblos afectados se reunieron de urgencia; la situación era de extrema gravedad y debían encontrar una solución. Por unanimidad acordaron que, tras la inminente boda, un fatal accidente la sumiría, de nuevo, en la mayor de las tristezas.

Beatriz Díaz Rodríguez
Barberà del Vallès (Barcelona)