Publiquem els microrelats que van arribar a les deliberacions finals en la categoria en castellà de la convocatòria de febrer.
Recordem que els microrelats concursants publicats al blog s'inclouran en una publicació en paper que recollirà aquells textos guanyadors i finalistes de cada categoria de totes les convocatòries mensuals.
Publicamos los microrrelatos que llegaron a las deliberaciones finales en la categoría en castellano de la convocatoria de febrero.
Recordamos que los microrrelatos concursantes publicados en el blog se incluirán en una publicación en papel que recogerá aquellos textos ganadores y finalistas de cada categoría de todas las convocatorias mensuales.
Reverdecida
Siempre la trató mezquinamente, pero con su muerte, se halló
heredera universal. El inventario, tomado a mano, poseía un valor incalculable.
Una habitación llena de besos, un ventanal enorme desde donde siempre se veía
el mar. Una cómoda repleta de abrazos no dados nunca, un ramillete de rosas
para el ojal. Un armario de cenas aplazadas, un paseo de la mano por las noches
del jardín. Un puñado de orgasmos, un óvulo fecundado, un regreso a casa sin
regañar. Palabras almibaradas para los días de frío, aliento de lima para
cuando aprieta el calor. A sus setenta no pensaba escatimar en caricias. Ya en
el funeral, había echado un tiento al enterrador, al albacea y al señor cura.
Montaña Campón Pérez
Cáceres
Película sensible
Siempre me ha gustado esta fotografía, tiene algo que no sé
explicar. Al fondo, mis hermanos juegan al fútbol y celebran ruidosamente cada
gol que marcan entre dos troncos alineados que simulan una portería. Mi madre
ojea una revista en la esquina inferior izquierda y yo aparezco en el centro
haciendo muecas al objetivo.
Los días de lluvia todos corremos al coche a refugiarnos,
incluido mi padre, que tapa la cámara con sus grandes manos para que no se
estropee; la imagen queda entonces vacía a la espera de que escampe y la
habitación huele a hierba recién cortada. Con el buen tiempo siempre aparece
algún chico nuevo que suele ponerse de portero. Pero cuando más me gusta es en
otoño: los marrones pierden su crudeza y en el pelo de mi madre aparecen
cálidos reflejos dorados. Lo malo es que se caen las hojas de los árboles y
tengo que soplar de vez en cuando para que se nos vea.
Margarita del Brezo
Ceuta
Sequía
Incapaz de soportar la presión, el hombre del tiempo,
derrotado, confesó haber llorado todo el agua que tenía para aquella primavera.
Miguel Jiménez Salvador
Hospitalet de Llobregat (Barcelona)
El milagro
Le enfoqué con la mirilla del rifle. Ya habíamos perdido las
esperanzas de encontrarle. Fueron meses de una búsqueda intensa en los que
tuvimos que ver cómo nuestro hijo se iba consumiendo. Pero ya no tendríamos que
esperar más. Una vez que hiciera el disparo le llevarían, agonizante, al mismo
hospital donde estaba nuestro hijo. Todo era tan fácil en mi mente. Sin embargo
no pude hacerlo. Vi al chiquillo, con su traje del colegio, alejarse
alegremente bajo el sol de otoño. Mi esposa lo comprendería. Los milagros
ocurren. Ya se presentaría un donante.
Kalton Bruhl
Comayaguela (Honduras)
Crimen
perfecto
Está bajando las
escaleras. Volver a la habitación no es tan mala idea, piensa. Así da un último
vistazo y de paso cumple con el precepto de que el asesino siempre regresa a la
escena del crimen. Recién cometido, nadie lo notará, por lo que evitará
delatarse. Cambia entonces el sentido de su descenso girando con ímpetu.
Resultado: sus pies se enredan en los escalones. Uno a uno los diez
peldaños inferiores van golpeando su nuca con tal estrépito, que la víctima,
inmersa en su charco de sangre reglamentario en la habitación, abre los ojos y
se pone en pie. Desde lo alto de la escalera sonríe al ver la figura inerte en
el rellano. Entonces, regresa al cuarto para volver a morir.
Patricia Collazo González
Alcobendas (Madrid)