Publiquem els microrelats que van arribar a les deliberacions finals en la categoria en castellà de la convocatòria d'octubre.
Recordem que els microrelats concursants publicats al blog s'inclouran en una publicació en paper que recollirà aquells textos guanyadors i finalistes de cada categoria de totes les convocatòries mensuals.
Publicamos los microrrelatos que llegaron a las deliberaciones finales en la categoría en castellano de la convocatoria de octubre.
Recordamos que los microrrelatos concursantes publicados en el blog se incluirán en una publicación en papel que recogerá aquellos textos ganadores y finalistas de cada categoría de todas las convocatorias mensuales.
Las becarias
Rápidas, precisas y expeditivas. Así debemos comportarnos,
como nos recuerdan cada día los Jefes antes de iniciar la jornada laboral. Soy
una de las becarias contratadas porque la Encargada sola no puede atender el
trabajo que se le va acumulando a pesar de su esfuerzo y dedicación; incluso se
rumorea, entre las veteranas, que se prevé un futuro en el que vamos a estar
tan ocupadas como ella. Mientras tanto cumplo las tareas que me asignan para ir
aprendiendo. El fin de semana estuve en la carretera, y he pasado las últimas
noches entre hospitales, terminando lo que no pude acabar entonces. Hoy he
tenido que ocuparme de un desesperado. Llegué a tiempo para derribar la silla
sobre la que se mantenía de pie, en equilibrio, y tiré de sus piernas hasta que
el ruido de su cuello roto dejó el cuerpo vacío. Cuando cayó su alma vi de
reojo que estaba negra. No me quedé a ver quién de los dos Jefes la recogía.
Nosotras nunca lo hacemos. A nosotras nos da igual.
Rafa Heredero García
Laguna de Duero (Valladolid)
Disimulamos ante la autoridad suprema, como si no lo
hubiéramos visto. Y lo vimos, claro que lo vimos. Todas las pupilas dilatadas
tras las rejas se fijaron en el mismo espacio bamboleante de la anatomía
masculina. El tiempo de encierro se dejaba notar en las reclusas.
Lo que ninguna de nosotras suponía desde la intimidad
claustrofóbica de su mínima celda carcelaria era que el baile exhibicionista
del guardián de planta implicaba la coronación de un comportamiento que, cada
día, mostraba una faceta extravagante de una personalidad a la deriva. Tras su
danza desaforada, nudista para la alegría de nuestros ojos, no volvimos a verle
el pelo.
Ahora transita por los pasillos un hombretón sin el punto de
chifladura suficiente para volvernos locas. Esto ya no es lo que era.
Isabel Martínez Barquero
El Esparragal (Murcia)
Poltergeist
Cada noche aparece en la habitación, abre violentamente la
puerta del armario, arroja al suelo la ropa, cambia las fotos de sitio y, en
medio de un llanto desgarrador, empieza a maldecir y a gritar nuestros nombres.
Y mi hermanito y yo, acurrucados en la cama, nos abrazamos
muertos de miedo.
¿Acaso mamá no comprende que sólo somos dos asustados fantasmas?
Modes Lobato Marcos
Palma de Mallorca (Illes Balears)
Partículas Alfa
En su espacio cósmico hacía años que no brillaba nada, ni siquiera el suelo recién encerado de
la sala donde se ubica el péndulo de Foucault.
Un martes cualquiera, aún no se explica cómo, apareció él en el
observatorio astronómico en el que ella trabaja como limpiadora desde años.
Quizá producto del caos o como germen del origen, del infinito, de la
inmensidad, quien sabe, pero como dos nebulosas sin rumbo, colisionaron sus
vidas
Ahora se ven a escondidas. No tanto porque asuman que sus
diferencias físicas puedan resultar chocantes a los ojos de cualquiera, sino por
él, por esa extraña manera tan suya de entender las relaciones de pareja; sin
tapujo alguno, sin reservas ni
disimulos. Él es un exótico colonizador, un invasor a todas luces, un adorable
bárbaro ya en la intimidad. A ella le gustan sus manos, adheridas a su piel
como ventosas, y esas orejas verdes puntiagudas que le prestan atención cuando
le dice: el espacio sideral será muy grande pero a mí me gustan las distancias
cortas.
Raquel Lozano Calleja
Palencia
Palencia
Adelante
Comenzamos una guerra contra nuestro país vecino, y una vez
sometido continuamos adelante. Nuestra avaricia no conocía límites. Arrasamos
países enteros; abríamos fuego contra el enemigo mientras huía aterrorizado.
Nadie se percató de que hacía mucho tiempo que disparábamos a la espalda de
nuestros rezagados.
José Luis Chaparro González
Salvatierra de los Barros (Badajoz)