dimarts, 29 de novembre del 2016

DEDICATÒRIES / DEDICATORIAS MICROLOCAS








Del vendaval "microloco" de l'últim lliurament de premis del Microconcurs vàrem aconseguir les dedicatòries dels dos llibres de microrelats "en solitari" de las Microlocas.

Moltes gràcies per les dedicatòries, per la seva actuació peluda a La Microbiblioteca i pel seu amor al microrelat i a la literatura.

I moltes gràcies a Juan Casamayor de Páginas de Espuma pel donatiu de l'exemplar de "Pelos".





*Las Microlocas (Isabel Wagemann, Isabel González, 
Eva Díaz Riobello i/y Teresa Serván).




Eva Díaz Riobello (Avilés, 1980), Isabel González (Zaragoza, 1972), Isabel Wagemann (Valdivia, Chile, 1972) i Teresa Serván (Madrid, 1974) formen el col·lectiu d'escriptores Microlocas.
Conjuntament han publicat els llibres de microrelats "La Aldea de F." (UNAM, 2011) i "Pelos" (Páginas de Espuma, 2016. Il·lustracions de Virginia Pedrero), la micronovel·la "Post Mortem" (a "Piedad y deseo. Otros hijos de la misma noche". Imagine Ediciones, 2014) i els microcontes de "Casa vacía" (a "Wollstonecraft. Hijas del horizonte". Imagine Ediciones, 2015).










La rival

La chica más bonita del pueblo se llama Gabriela, melena negra y caderas anchas que bambolea cada vez que atraviesa la plaza, llevándose detrás el sueño tranquilo de los hombres. Todos los muchachos, excepto uno, han desfilado por su casa intentando cortejarla. Se presentan con cualquier excusa ante el padre de la joven, el viejo maquinista, que ahora regenta la única barbería de F. Se sientan en los sillones de mimbre del salón y Gabriela les sonríe fríamente desde el sofá mientras ojea viejos manuales ferroviarios. Al anochecer, los acompaña a la puerta. Cuando pierde de vista sus espaldas abatidas, regresa a su habitación y echa el cerrojo. Luego despliega el plano de un antiguo coche cama con asientos de terciopelo. Lo estudia en silencio, imaginando el cuerpo blanco que se encierra tras sus paredes. Y, durante horas, busca incansable un resquicio, una entrada oculta que esa noche le permita usar, por fin, la navaja barbera de su padre.

Eva Díaz Riobello
Microlocas
La aldea de F. (UNAM, 2011)








Mamá siempre

A mamá, siempre

Sigo haciéndoles la comida, doblo su ropa y ordeno sus juguetes. Todo el mérito, por supuesto, se lo lleva la Otra. La Otra, que según dicen, ha aprendido con humildad a guisar y a plegar la colada como yo lo hacía. La Otra sostiene un puchero y la ven sostener un puchero. Haría falta acercarse mucho, más allá de lo razonable, para apreciar, entre sus dedos y los objetos, esas grietas de aire, esos intersticios de vacío que mis manos invisibles ocupan. Sólo mis hijos saben que sigo siendo yo quien alinea sus zapatos bajo la cama.

Isabel González González
Microlocas
La aldea de F. (UNAM, 2011)










Del vendaval microloco de la última entrega de premios del Microconcurso conseguimos las dedicatorias de los dos libros de microrrelatos "en solitario" de las Microlocas.

Muchas gràcies por las dedicatorias, por su actuación peluda en La Microbiblioteca y por su amor al microrrelato y a la literatura.

Y muchas gracias a Juan Casamayor de Páginas de Espuma por el donativo del ejemplar de "Pelos".







*Las Microlocas (Eva Díaz Riobello, Isabel Wagemann, 
Teresa Serván i/ Isabel González).


Eva Díaz Riobello (Avilés, 1980), Isabel González (Zaragoza, 1972), Isabel Wagemann (Valdivia, Chile, 1972) y Teresa Serván (Madrid, 1974) forman el colectivo de escritoras Microlocas.
Conjuntamente han publicado los libros de microrrelatos La Aldea de F. (UNAM, 2011) y Pelos (Páginas de Espuma, 2016. Ilustraciones de Virginia Pedrero), la micronovela "Post Mortem" (en Piedad y deseo. Otros hijos de la misma noche. Imagine Ediciones, 2014) y los microcuentos de Casa vacía (en Wollstonecraft. Hijas del horizonte. Imagine Ediciones, 2015).









Mudanza

La mujer diminuta que se escondía en mi barba era feliz. Cuando desayunábamos, yo dejaba migas de galleta entre los pelos para ella. Le encantaban las de chocolate. Con eso y una gota de café, se daba por satisfecha. Mi esposa me llamaba cerdo y decía que cómo podía llevar mugre en la barba. Y que me afeitara. Ella no sabía que la mujer minúscula agradecía cada gesto mío con una caricia. Tampoco supo que lloró a mares el día que compré la maquinilla. Tuve que usarla. Esta mañana, mientras desayunábamos, limpié la mesa con la mano y dejé caer migas de galleta. En mi pantalón. De chocolate.

Isabel Wagemann
Microlocas
Pelos (Páginas de Espuma, 2016)







La maraña. Il·lustració / Ilustración de Virginia Pedrero.



La Maraña

La mujer sueña un cuento. Un buen cuento. Y al día siguiente, mientras se peina, descubre un nudo. Cepillo en mano ataca al impertinente. Desde entonces, todas las noches, la mujer sueña historias que le enmarañan el eplo. Y con cada sueño, el color del cabello cambia: un cuento de terror, un nudo oscuro. Leyendas tristes, enredos canos. Los cuentos infantiles, lacitos de oro. Con cada asesinato, un desenlace rojo. Cuentos que se anudan a su cabeza como una buena trama.

Teresa Serván
Microlocas
Pelos (Páginas de Espuma, 2016)










Fitxa bibliogràfica / Ficha bibliográfica

Signatura                  N Mic
Classificació              834.4"20"
Autor                         Microlocas
Títol                           La Aldea de F. / Las Microlocas: Eva Díaz Riobello, 
                                  Isabel González González, Teresa Serván, 
                                  Isabel Wagemann ; 
                                  coordinación y prólogo Clara Obligado
Publicació                 México : Universidad Nacional Autónoma de                                              México, Coordinación de Difusión Cultural, 
                                 Dirección de Literatura, 2011
Descripció física       198 p. ; 21 cm
ISBN / ISSN             9786070226984
Matèria                     Microrelats










Fitxa bibliogràfica / Ficha bibliográfica

Signatura                 N Mic
Classificació            834.4"20"
Autor                       Microlocas
Títol                         Pelos / Las Microlocas: Eva Díaz Riobello, 
                                Isabel González González, Teresa Serván, 
                                Isabel Wagemann ; ilustrado por Virginia Pedrero
Publicació                Madrid : Páginas de Espuma, 2016
Descripció física      190 p. : il. ; 24 cm
Col·lecció                Voces (Páginas de Espuma). Literatura ; 230
ISBN / ISSN            9788483932032
Matèria                    Microrelats





dijous, 24 de novembre del 2016

DOBLE DEDICATORIA HONDUREÑA









Ens fa molt feliços que els autors ens enviïn els seus llibres dedicats per al fons especialitzat de La Microbiblioteca.
I en el cas dels llibres de Kalton Harold Bruhl amb l'afegit de sobrevolar l'Atlàntic perque arribin a les estanteries de la Biblioteca de Barberà del Vallès.

Moltes gràcies!!






*Kalton Harold Bruhl. Fotografia de M. Salazar.



Kalton Harold Bruhl (Comayaguela, Honduras 1976) és notari, escriptor i membre de la Real Academia Hondureña de la Lengua.
Ha publicat els llibres de relats "El último vagón" (Ediciones Irreverentes, 2013); "Un nombre para el olvido" (Editorial Perseo, 2014); "La dama en el café y otros misterios" (2014); la novel·la "La mente dividida" (Ediciones Irreverentes, 2014. Premio III Certamen Literario Centroamericano Permanente de Novela Corta) i els llibres de microrelats "Donde le dije adiós" (Ed. Perseo, 2014) i "Sin vuelta atrás" (2015).
Els seus relats i microrelats apareixen en més de cinquanta antologies i ha sigut guanyador i finalista de nombrosos premis literaris.
L'any 2015 va guanyar el Premi Nacional de Literatura d'Hondures.








Noche de camping

Cuando por fin tengo el tiempo para salir a acampar, me encuentro con esos tipos tan raros. Tras observarlos desde una prudente distancia decido que lo mejor es ir a denunciarlos. Más tarde, mientras se los llevan entre golpes y empellones, sonrío complacido: no hay nada como tener el huerto de Getsemaní para uno solo.

Kalton Harold Bruhl
Donde le dije adiós (Ed. Perseo, 2014)












Nos hace muy felices que los autores nos envien sus libros dedicados para el fondo especializado de La Microbiblioteca.
Y en el caso de los ejemplares de Kalton Harold Bruhl con el plus de cruzar el Atlántico para que lleguen a las estanterías de la Biblioteca de Barberà del Vallès.

¡¡Muchas gracias!!






*Kalton Harold Bruhl. Fotografía de BorzelliPhotography.



Kalton Harold Bruhl (Comayaguela, Honduras 1976) es notario, escritor y miembro de la Real Academia Hondureña de la Lengua.
Ha publicado los libros de relatos El último vagón (Ediciones Irreverentes, 2013); Un nombre para el olvido (Editorial Perseo, 2014); La dama en el café y otros misterios (2014); la novela La mente dividida (Ediciones Irreverentes, 2014. Premio III Certamen Literario Centroamericano Permanente de Novela Corta) y los libros de microrrelatos Donde le dije adiós (Ed. Perseo, 2014) y Sin vuelta atrás (2015).
Sus relatos y microrrelatos aparecen en más de cincuenta antologías y ha sido ganador y finalista de numerosos premios literarios.
En el año 2015 ganó el Premio Nacional de Literatura de Honduras.








Mejora

Esta mañana me ha dado un beso. Algo simple para mi gusto, pero un beso al fin y al cabo. Quizás mañana si sigue mejorando, decida aflojarle un poco las ataduras.

Kalton Harold Bruhl
Sin vuelta atrás (Ed. Perseo, 2015)










Fitxa bibliogràfica / Ficha bibliográfica

Signatura                 N Bru
Classificació            834B.4"20"
Autor                        Bruhl, Kalton Harold
Títol                         Donde le dije adiós / Kalton Harold Bruhl
Publicació                [Tegucigalpa] : Perseo, 2014
Descripció física      78 p. ; 21 cm
ISBN / ISSN            9789992648872
Matèria                    Microrelats











Fitxa bibliogràfica / Ficha bibliográfica

Signatura                 N Bru
Classificació            834B.4"20"
Autor                       Bruhl, Kalton Harold
Títol                         Sin vuelta atrás / Kalton Harold Bruhl
Publicació                [Tegucigalpa] : Perseo, 2015
Descripció física      79 p. ; 21 cm
Matèria                    Microrelats


dimarts, 22 de novembre del 2016

QUIMERA 396, PEDRO UGARTE









Dins la secció "Los pescadores de perlas" del número 396 de la revista Quimera podem llegir els microrelats inèdits de Pedro Ugarte, nascut a Bilbao el 1963. Els seus últims títols publicats són "El mundo de los Cabezas Vacías" (Páginas de Espuma, 2011), "El País del dinero" (Algaida, 2012. V Premi Logroño de Novel·la), "Perros en el camino" (Algaida, 2015) i "Nuestra historia" (Páginas de Espuma, 2016). En el camp de la microficció és autor d'un sol llibre, "La expedición", que creix en el temps: va ser editat amb el títol "Noticia de tierras improbables" (Hierbaola Ediciones) el 1992 i va conèixer una edició ampliada, "Materiales para una expedición" (Lengua de Trapo) el 2002.



Ja hi ha disponible el nou número de la revista per consultar a sala a la Biblioteca Esteve Paluzie.






*Pedro Ugarte.


Dentro de la sección Los pescadores de perlas del número 396 de la revista Quimera podemos leer los microrrelatos inéditos de 
Pedro Ugarte, nacido en Bilbao el 1963. Sus últimos títulos publicados son El mundo de los Cabezas Vacías (Páginas de Espuma, 2011), El País del dinero (Algaida, 2012. V Premio Logroño de Novela), Perros en el camino (Algaida, 2015) y Nuestra historia (Páginas de Espuma, 2016). En el campo de la microficción es autor de un solo libro, La expedición, que crece con el tiempo: fue editado bajo el título Noticia de tierras improbables (Hierbaola Ediciones) en 1992 y conoció una edición ampliada, Materiales para una expedición (Lengua de Trapo), en 2002.


Ya hay disponible el nuevo número de la revista para consulta en sala en la Biblioteca Esteve Paluzie.











Dirección de los trenes


Allá quedan tus padres, varados en el andén. Te despides agitando la mano, pero ya no aguantas más, de modo que gritas que les quieres, cada vez más alto, mientras ellos se van haciendo pequeños, cada vez más pequeños, a medida que el tren acelera cruelmente y se aleja de la estación. Después, no sabes cómo, el tren vuelve a detenerse y te deja varado en otro andén. Oyes entonces, por alguna parte, nuevas voces, y dentro de ellas asoman risas y palabras. Tus hijos aparecen, agitando la mano, hasta que ya no aguantan más y gritan, desde la ventanilla del tren, que te quieren, más alto, cada vez más alto, mientras se van haciendo pequeños, a medida que el tren acelera cruelmente y se aleja, también, de esta estación.

Pedro Ugarte



Fitxa bibliogràfica / Ficha bibliográfica

Signatura                   R 80 Qui
Classificació              80(05)
Títol                          Quimera : revista de literatura
Publicació                 Mataró : Ediciones de Intervención Cultural, 1980-
Periodicitat                Mensual
Descripció física        Il. ; 28 cm
Descripció física        N. 1 (nov. 1980)-
ISBN / ISSN              0211-3325
Matèria                      Literatura Revistes

dijous, 17 de novembre del 2016

MICRORELATS D'OCTUBRE / MICRORRELATOS DE OCTUBRE (2)




Publiquem els microrelats que van arribar a les deliberacions finals en la categoria en castellà de la convocatòria d'octubre.

Recordem que els microrelats concursants publicats al blog s'inclouran en una publicació en paper que recollirà aquells textos guanyadors i finalistes de cada categoria de totes les convocatòries mensuals.







Publicamos los microrrelatos que llegaron a las deliberaciones finales en la categoría en castellano de la convocatoria de octubre.

Recordamos que los microrrelatos concursantes publicados en el blog se incluirán en una publicación en papel que recogerá aquellos textos ganadores y finalistas de cada categoría de todas las convocatorias mensuales.










En una isla cualquiera

Cae la tarde, y Verónica encuentra otra botella en la playa. Dentro, como siempre, hay una carta. Mientras la extrae, anhela que esta vez vaya dirigida a alguna de las demás mujeres pero, al instante, reconoce la letra. Es de su esposo. Le cuenta que se siente solo, y que Carlitos la extraña y pide por ella. Verónica estruja el papel de igual manera que aquellas palabras estrujan algo en su pecho. Mira el horizonte como si fuera ciega, y luego escribe, en la misma hoja, que todavía no es tiempo, que tiene que ayudar a sus compañeras de infortunio, que algún día, pronto, marchará con ellos. Seguidamente, arroja la botella, cargada de mentiras, otra vez al mar. Y se acaricia las seis lunas de su vientre, sin saber si debe dar las gracias o maldecir por aquella noche de amor antes del naufragio.

Gabriel Bevilaqua
Zárate (Argentina)












La papelera

Entré en aquella tienda de artículos raros y me fijé en una papelera sin fondo que, al parecer, se hallaba a la venta como objeto decorativo. Sin embargo, el vendedor me aseguró que, además, tenía el poder de hacer desaparecer cuanto caía en su interior. Yo pensé que bromeaba, pero vi que era verdad cuando quise probarla en casa, echando papeles y objetos de escritorio. Aunque luego aparecía todo en el desván como por arte de magia, sin nada que lo explicara. Probé incluso con mi gata, que se llevó un susto de muerte.
Tras mi desconcierto, se me ocurrió que podría llevarla conmigo a todas partes, colar con disimulo en su interior lo que quisiera y hallarlo a buen recaudo a mi regreso. Así lo hice, y en poco tiempo acumulé tanta riqueza en mi refugio secreto que apenas podía abrir la puerta de acceso. Hasta que, un día, las cámaras de seguridad de una joyería me delataron y tuve que huir. Y cuando huir no fue suficiente, no vi otra salida que meterme yo mismo en la papelera para evitar que me cogieran.
Desde entonces, estoy prisionero en mi pequeño desván, casi enterrado en el botín de mi propia avaricia, esperando que lo que tenga que caer acabe de cubrirme del todo.

Pedro Herrero Amorós
Castellar del Vallès (Barcelona)










*René Descartes, retrat/o de Frans Hals (1649).


El secreto de la buena educación

El señor Douglas levantó la persiana. Un rayo de sol iluminó la estancia y atravesó la cara de Elsa, cuya visión se alteró unos instantes:
—Déjela así, se lo ruego, que entre un poco de luz natural.
—Pero solo un poco, el sol puede dañar tu piel.
Elsa asintió y siguió con el violín. Después tenía filosofía. Terminaría la mañana con la hora de gimnasia y meditación. Mientras tocaba, miró a su hermana pequeña, Adela, que jugueteaba en el jardín con el cachorrito que le habían regalado por su cumpleaños. Sintió una punzada de envidia al rememorar días dichosos y no tan lejanos de una infancia irrecuperable.
—¡Dios mío, una mancha! —La señora Lynn observaba el cuello de   Elsa—. Este era el vestido para esta noche. Habrá que planchar el blanco con mangas de encaje.
—Apenas se ve, señora —repuso Elsa—. Ellos no se fijan en eso.
—Eso crees tú, muchacha ingenua. Nuestros clientes son muy selectos. Exigen hasta el mínimo detalle. Quieren elegancia, una educación exquisita. Venga, a la biblioteca, ¿qué toca hoy?
—Descartes. ¿Puedo estudiar en el banquito del jardín? ¡Hace un día de verano tan espléndido!
—Imposible. Ya has oído al señor Douglas.

Ziortza Moya Milo
Ortuella (Vizcaya)










Los otros, el otro

A falta de dos días para el cierre, la afluencia de público no tiene precedentes, y no hay crítico que no se sume a la afirmación de que habrá un antes y un después tras esta muestra del “Georges Pompidou”, que solo ha sido posible gracias a la última ley sobre la propia inmolación.
La sala principal es un auténtico espectáculo. Un gran número de visitantes, en ruidoso silencio, se pasea entre el centenar de personajes que cuelgan del cuello mientras evitan entre escorzos el mínimo roce. Noventa y nueve van de esmoquin blanco, lo que contrasta con la cianosis de los rostros, y uno solo, el más viejo, está vestido de Peter Pan.
Pero es sin duda alguna, la sala más pequeña, la C5, la que más expectación suscita. Una cola interminable se forma todos los días para observar, por la mirilla ojo de pez de la vieja puerta, a un hombre que cuelga solitario en una habitación repleta de taburetes de vivos colores. El artista, espero que tomándose la licencia del poeta, ha colocado un cartel en el que dice que el Sr. Charbonneau, que tan solo hace unos días se refugiaba bajo el “Pont Morland”, fue liberado de su negra y anodina vida contra su propia engañosa voluntad.

Javier Palanca Corredor
Valencia










Último testigo

Era el último hombre de la tierra y alguien tocó a su puerta. Hola hermano, se escuchó del otro lado. El fin de la tierra está cerca, venimos a ofrecerte la salvación, concluyeron. Así que había más de uno, ¿qué debía hacer?. Decidió que no tenía nada que perder, ni a nadie, y abrió la puerta. Aquellas caras eran amables y con cuerpos totalmente humanos, muy guapos incluso. ¿Sois más?¿Hay mujeres?. Le hablaron de un nuevo mundo, casi como un paraíso. Era todo tan bonito que cedió en acompañarlos gustosamente. Lo acogieron como a un hermano más, lo vistieron con un traje muy elegante y le dieron un maletín, como el de ellos.

Beatriz Díaz Rodríguez
Barberà del Vallès (Barcelona)

dilluns, 14 de novembre del 2016

MICRORELATS D'OCTUBRE / MICRORRELATOS DE OCTUBRE (1)




Publiquem els microrelats que van arribar a les deliberacions finals en la categoria en català de la convocatòria d'octubre.

Recordem que els microrelats concursants publicats al blog s'inclouran en una publicació en paper que recollirà aquells textos guanyadors i finalistes de cada categoria de totes les convocatòries mensuals.







Publicamos los microrrelatos que llegaron a las deliberaciones finales en la categoría en catalán de la convocatoria de octubre.


Recordamos que los microrrelatos concursantes publicados en el blog se incluirán en una publicación en papel que recogerá aquellos textos ganadores y finalistas de cada categoría de todas las convocatorias mensuales.











La bemoll

D’ençà que va venir a viure al pis de sobre,  la música del seu piano havia omplert l’edifici. Es passava moltes hores estudiant: escales i arpegis, estudis, preludis... Solia acabar la seva dedicació amb la Sonata núm. 8 de Beethoven [Ah! La meva estimada “Patètica” que tantes vegades jo havia tocat quan era un estudiant com ell...]. Al final del primer moviment però, en el penúltim compàs, sempre feia la mateixa errada: se li escapava un la bemoll.  Jo no m’atrevia a dir-li res i això que cada matí m’estirava els cabells quan arribava la nota desgraciada.

Al cap d’uns dies vaig veure un cartell que anunciava un concert seu. Estudis de Chopin, Rakhmàninov  i la “Patètica” de Beethoven. Potser li hauria d’haver dit però la qüestió és que em vaig presentar al concert i, evidentment, va caure el la bemoll. Vaig mirar de reüll al meu voltant i només vaig veure cares complagudes. La crítica del diari local de l’endemà deia que havia estat una “execució perfecta”. Perfecta? Estava indignat! No va ser fins que vaig anar a comprar la partitura per fotocopiar-la i enviar-la al crític del diari, que em vaig adonar que ... que també Beethoven s’havia equivocat. Maleït la bemoll!


Guifré Miquel i Fageda
Barcelona









Jocs infantils?

El cos del nen colpejat fins a la mort jeu al terra de la llar d’infants. El director observa horroritzat la sang del terra i els ossos trencats travessant la pell del petit. En un racó, la professora està asseguda a la cadira, immòbil, incapaç de reaccionar. Al seu costat, els altres nens de la classe la miren amb desinterès. El director s’apropa a ells i observa la nena d’aspecte angelical que somriu en mig del grup. El director, amb les poques forces que li queden, s’atreveix a preguntar: ¿per què? I ella, amb un to ple d’innocència,  contesta: ¿per què no?

Judith Priay
Barberà del Vallès (Barcelona)









*Bodian Castle. Robertsbridge (East Sussex, Anglaterra).



La fortalesa

El senyor treu pit des de la torre de l'homenatge perquè sap que es tracta del millor castell de la contrada. Els murs són, sens dubte, els més gruixuts i resistents. A la part superior d'aquests hi ha un munt de merlets ben definits darrera dels quals es protegeixen els arquers. Damunt la portalada principal destaca un gran matacà que cobrirà els defensors quan deixin caure pedres i materials ardents. A les quatre cantonades s'alcen unes torres de planta circular coronades per estendards que onegen al vent. El perímetre està envoltat per un fossar ple d'aigua que només es pot creuar a través d'un pont llevadís que dóna accés al pati d'armes. Allà esperen els cavallers amb l'armadura posada, disposats per la batalla. Els alabarders en formació també estan a punt per al combat cos a cos. A les parts més elevades, uns ballesters es preparen per deixar caure una pluja de projectils sobre els enemics. Ni els guerrers més temeraris gosarien assetjar la fortificació, doncs és evident que és del tot impenetrable. De sobte, com si hagués estat víctima d'un drac devastador, l'estructura indestructible es veu reduïda a un bon grapat de sorra. Maleït nen i el seu coi de frisbee!


Òscar Turull Basart
Granollers (Barcelona)










Això que tinc

Ahir es va posar un barret ben calat com si això fora suficient per a despistar-me, però en quant es va aixecar de la terrassa de la cafeteria jo ja estava seguint-li.
Després d'un curt passeig va entrar a un portal, i pot ser, per la placa que vaig veure, que fóra al odontòleg. Vaig esperar, assegut a un banc i tapant-me el rostre amb un diari, fins que va eixir per a continuar la persecució. Va girar a un carrer i quan jo ho vaig fer ja li havia perdut. De nou, com sempre, en tornar-me em vaig adonar de que ara era ell qui em marcava a mi, però no vaig tardar molt a donar-li cantonada i tornar a ser jo el perseguidor.
No recorde quant temps portem així, ni tan sols estic segur de qui va començar dels dos, però no em semblen dades importants. Tampoc sé qui és, i dubte que ell sàpiga qui sóc jo, encara que els dos estiguem molt al corrent dels nostres moviments diaris i els nostres costums. Podria acostar-me a ell i preguntar-li, però només de pensar-ho se m'apodera un estrany desassossec, com si això fora com trencar les regles, com acabar amb tot i tornar irremeiablement a la vida d’abans.

Javier Palanca Corredor
València









La font

Fa vent i l’enramada que aixopluga la font es belluga amb remor de fulles seques. Coberts amb capes gruixudes els amants omplen les garrafes en el raig lent i fred que ix del cor de la pedra. Triguen força en omplir-se i tenen temps de besar-se sota el cobert, arrecerats de la pluja i dels esguards de les àvies tafaneres que passegen de bracet. Si un dia se’ls fa de nit ho aprofiten per fer córrer les mans sota els vestits, apressats i maldestres, i l’escalfor els encén els rostres. Aquells  petits gemecs deixats anar a corre-cuita espanten els gats i, a voltes, algun ratolí que cull les últimes engrunes del berenar.

La Gabriela bufa i maleeix el noi. “Per què te n’has d’anar?” I el besa de nou, enfurismada, mossegant-lo amb força fins fer-ne sang, dels llavis. En Biel es fa el fort i reté un plor incipient. “No hi puc fer res. Són ells.” Ella pensa que tan se li’n fot, dels altres.  “Tu, no...”, diu fluixet, en un ofec. Però sap que no se n’escaparan.
Les garrafes comencen a vessar, remullant l’espart que les encistella. Demà, a trenc d’alba, han d’estar tots formats a plaça. L’oficial els farà pujar als camions i se n’aniran. Molts, d’amulet, duen un biberó...

Celestí Casòliva i Morales
Barcelona