Eran tantas las ganas de mar que
alguien empezó por pintar en su fachada una flecha con el cartel “A la playa”.
Otro colocó “Carretera del litoral” doscientos metros más allá y así decenas de
letreros hasta señalizar por completo aquel pueblo del interior.
Los domingos las mamás llenaban
las neveras portátiles con bocatas de tortilla y refrescos, metían la familia
al completo en la furgoneta y seguían los carteles. La caravana daba veinte
veces la vuelta a la localidad. Los niños pasaban las primeras dos horas
preguntando "¿cuándo llegamos?", las abuelas decían que pronto, que
ya sentían la brisa marina. En los atascos las mujeres cuchicheaban de
ventanilla a ventanilla. De vez en cuando paraban en los chiringuitos recién
abiertos a lo largo de la ruta. Los mayores aprovechaban entonces para gozar
del sol y los adolescentes para flirtear con las muchachas: «Cuando lleguemos,
te voy a besar en la orilla». «Mejor en los labios», respondían ellas
desintegrándose como si fuesen espuma nada más.
Al anochecer volvían a casa más
morenos y cansados, sin haber pisado la playa, pero con la ilusión intacta de
que, al domingo siguiente, conocerían por fin el mar.
Elena Bethencourt Rodríguez
Los Cristianos, Arona (Tenerife)
Se quiebra la trama
Espera y lee. En palacio de nuevo
reina el silencio, ha cesado el traqueteo del viejo telar. Lee y relee: de
madrugada, a pleno sol, a la luz de la luna o de una vela. Ávida de emociones y
conocimientos exige más textos, y los anaqueles de la sala hipóstila de la
biblioteca se colman de historias. Como sus días y sus noches que nunca más
dedicará a tejer y destejer. Transcurren veinte años. Cuando Ulises regresa no
habrá abrazos ni besos; lo recibirá con un papiro en las manos y la demanda de
divorcio.
Imma Torné Sans
Barcelona
Selección natural
Nunca supimos lo que su madre
cazaba y le ponía en el pico. Tenía que hallarse allí la razón para que fuera
capaz de alzar el vuelo de forma más veloz que todos nosotros. Tampoco entendimos
nunca el porqué de su graznido melodioso, el irisado de sus plumas que atraía a
las hembras irremediablemente, esa altivez elegante al surcar los cielos.
Lo que descubrimos pronto fue que
la naturaleza no siempre se encarga de la selección natural. A veces necesita
de un encuentro furtivo en un callejón sin salida para que todo sea como tiene
que ser.
Raquel Lozano Calleja
Palencia
Suplencias
Hoy , una vez más, me han vuelto
a confundir conmigo.
Empiezo a sospechar si soy yo.
Antonia García Lago
Sabadell (Barcelona)
Humedades
En muchas paradas podía verse el
mismo anuncio. Se promocionaba una línea de ropa interior masculina utilizando
la imagen de un modelo que, encuadrado de cuello a rodillas, lucía las prendas
con apolínea prestancia. La marquesina de nuestro barrio no se libró de esa
campaña ni de las críticas de ciertas damas asiduas a la parroquia. Alguna
incluso tuvo que acudir al confesionario a declararse culpable por sucumbir a
pensamientos impuros, haciendo que el cura, al impartir la absolución, mirara
las humedades del techo y diera gracias a Dios por haberle dado ese cuerpo
generoso que iba a ayudarle a pagar el tejado de la iglesia.
Alberto Jesús Vargas Yáñez
Madrid